La médula ósea genera las células que lleva la sangre. La médula ósea es un tejido compuesto por una mezcla de células en suspensión entre una trama de trabéculas óseas y grasa que se encuentra en el interior de los huesos (tuétano). Estas células se conocen como progenitores hematopoyéticos porque dan lugar a todas las células adultas que circulan en la sangre (glóbulos rojos, blancos y plaquetas).
La médula ósea no es la médula espinal. El sistema nervioso central está formado por el encéfalo y la médula espinal. Estos órganos se encuentran en el interior del cráneo y la columna vertebral respectivamente, lo que contribuye a que estén bien protegidos. Se encargan de analizar las informaciones nerviosas y ordenar las respuestas.
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La función principal de la médula ósea es la hematopoyesis, o sea, la producción sostenida de los tres tipos de células de la sangre: células rojas o hematíes, las células blancas o leucocitos y las plaquetas. Todas éstas proceden de la división y maduración de una célula precursora común denominada célula madre que reside en el interior del hueso. Conocida también como progenitor hematopoyético tiene capacidad de autorrenovación y diferenciación, al ser capaz de generar una o más subseries de células maduras.
Fácil extracción. Al ser una suspensión celular se puede obtener fácilmente por aspiración con una aguja conectada a una jeringa. Además, es fácilmente trasplantable.
Versatilidad. Las células madre que contiene son capaces de seguir produciendo células hijas de todos los tipos en cualquier entorno que se parezca al microambiente de la médula ósea (en cultivos especiales o en la médula de otro individuo).
La producción excesiva, insuficiente y anómala de algunas de las células de la sangre provoca enfermedades que sólo pueden ser curadas, o paliadas, con un trasplante de médula ósea. Entre ellas destacan distintos tipos de cáncer que afectan a la sangre y al sistema linfático.
Leucemias. Se denomina leucemias a un conjunto de tumores de la sangre que tienen en común la producción incontrolada de células sanguíneas inmaduras. Por causas que desconocemos en algunas personas se produce un trastorno de la producción de la médula que lleva a una acumulación, primero en la médula y luego en la sangre, de células primitivas, que no maduran y por tanto no ejercen sus funciones normales.
Linfomas. La función principal de los linfocitos es la defensa del organismo (inmunidad). El linfoma es una enfermedad tumoral de los linfocitos, que residen normalmente en los ganglios -protectores frente a agentes infecciosos externos- y en muchos tejidos que tienen contacto con el exterior –¬como tubo digestivo, pulmones o piel–. Al crecer incontroladamente invaden sucesivamente los ganglios vecinos, que aumentan de tamaño y comprimen o destruyen los órganos cercanos.
El principal obstáculo para la realización de trasplantes de médula ósea es la dificultad para encontrar tejidos compatibles. Para que el cuerpo del enfermo acepte las células sanguíneas sanas que se introducen mediante el trasplante es necesario que el tipo de tejido del donante sea lo más cercano posible al del paciente. Para confirmarlo sólo es necesaria una extracción ordinaria de sangre.
Prueba del HLA. El parecido se detecta mediante el análisis del antígeno leucocitario humano, conocido como HLA. Se trata de identificar una serie de proteínas que exhiben los leucocitos en su superficie, que son específicas de cada persona y se heredan del padre y de la madre.
Raza y origen étnico. Puesto que los tipos de tejido se heredan, es más probable que un paciente sea compatible con una persona de su misma raza u origen étnico.
Registro internacional. Dadas las dificultades para encontrar tejidos compatibles los voluntarios aptos para donar médula quedan debidamente registrados y pasan a ser candidatos dentro de un sistema que enlaza países y necesidades.